Tecno-Justicia:
Cuando la tecnología es un arma de doble filo
Por Joscelyn Moreno
A través de las publicaciones en este blog tecnovador, nos hemos internado en los datos sobre las permutaciones tecnológicas que la justicia chilena ha incorporado en su sistema de procesos, los mismos que desde sus inicios sólo poseían elementos arcaicos y tradicionales.
Es por ello que reindicar la Reforma Procesal Penal que se introdujo en Chile, no es más que una valoración de la agilidad que pretendió mejorar los copados procesos delictivos y sus resoluciones en las personas, tanto en las sentencias condenatorias como absolutorias.
No obstante a los avances científicos que hemos anotado, nos encontramos con un arma de doble filo que demostró que la mecánica que entregó apresuramiento en las formas de hacer justicia, sólo dejó aún más a la vista lo frío que puede ser centrarse sólo en el acercamiento a los sistemas globalizados.
El mejor ejemplo de ello es la construcción del Centro de Justicia de Santiago que fue construido gracias al trabajo de los arquitectos Boza y Asociados Arquitectos · VSV Asociados Arquitectos. Fue un proyecto reformista que marcó una diferencia en las edificaciones existentes en Santiago, oponiéndose a la seriedad del resto, como lo es el Palacio de Tribunales que está ubicado en pleno centro de la Capital.
Pese a los rasgos actuales que presenta su construcción, ésta se exhibe con un doble estándar porque muestra atrevimiento en su fachada y sistemas como aislamiento de llamadas para que los reos no puedan comunicarse por celular, como a la vez existen barras de seguridad que revisan a quienes ingresan al recinto, pantallas que transmiten las declaraciones de los testigos que no asisten a las audiencias por su seguridad y así infinidades de métodos que determinan la Reforma Procesal Penal.
Sin embargo, no fue suficiente pensar que la tecnología es la solución. Una máquina no protege a los fiscales que han sido amenazados de muerte y que circulan por la ciudad con al menos tres guardaespaldas, como es el caso de los fiscales Alejandro Peña, Sonia Rojas y Nancy González, quienes llevan los casos más importantes de nuestro país.
Tampoco introdujo un método cálido en las salas y pasillos porque son igual de solitarios que los anteriores. Ni siquiera la presencia de los periodistas que llenan las audiencias pudo cambiar el reflejo que la justicia entrega a su sistema jurídico. Los delincuentes siguen en aumento, aún existen quienes ingresan al Centro de Justicia con armas corto punzante y los constantes asaltos en las afueras del lugar no denotan una disminución.
Cuando la tecnología es un arma de doble filo
Por Joscelyn Moreno
A través de las publicaciones en este blog tecnovador, nos hemos internado en los datos sobre las permutaciones tecnológicas que la justicia chilena ha incorporado en su sistema de procesos, los mismos que desde sus inicios sólo poseían elementos arcaicos y tradicionales.
Es por ello que reindicar la Reforma Procesal Penal que se introdujo en Chile, no es más que una valoración de la agilidad que pretendió mejorar los copados procesos delictivos y sus resoluciones en las personas, tanto en las sentencias condenatorias como absolutorias.
No obstante a los avances científicos que hemos anotado, nos encontramos con un arma de doble filo que demostró que la mecánica que entregó apresuramiento en las formas de hacer justicia, sólo dejó aún más a la vista lo frío que puede ser centrarse sólo en el acercamiento a los sistemas globalizados.
El mejor ejemplo de ello es la construcción del Centro de Justicia de Santiago que fue construido gracias al trabajo de los arquitectos Boza y Asociados Arquitectos · VSV Asociados Arquitectos. Fue un proyecto reformista que marcó una diferencia en las edificaciones existentes en Santiago, oponiéndose a la seriedad del resto, como lo es el Palacio de Tribunales que está ubicado en pleno centro de la Capital.
Pese a los rasgos actuales que presenta su construcción, ésta se exhibe con un doble estándar porque muestra atrevimiento en su fachada y sistemas como aislamiento de llamadas para que los reos no puedan comunicarse por celular, como a la vez existen barras de seguridad que revisan a quienes ingresan al recinto, pantallas que transmiten las declaraciones de los testigos que no asisten a las audiencias por su seguridad y así infinidades de métodos que determinan la Reforma Procesal Penal.
Sin embargo, no fue suficiente pensar que la tecnología es la solución. Una máquina no protege a los fiscales que han sido amenazados de muerte y que circulan por la ciudad con al menos tres guardaespaldas, como es el caso de los fiscales Alejandro Peña, Sonia Rojas y Nancy González, quienes llevan los casos más importantes de nuestro país.
Tampoco introdujo un método cálido en las salas y pasillos porque son igual de solitarios que los anteriores. Ni siquiera la presencia de los periodistas que llenan las audiencias pudo cambiar el reflejo que la justicia entrega a su sistema jurídico. Los delincuentes siguen en aumento, aún existen quienes ingresan al Centro de Justicia con armas corto punzante y los constantes asaltos en las afueras del lugar no denotan una disminución.
Es así como finalmente no queda más que realizar un análisis de los pro y los contra para hacer un balance, porque es claro que la tecnología es un aporte siempre y cuando se considere desde el principio que no solucionará milagrosamente un sistema con tales dificultades, sino que más bien será un parche que aumenta de tamaño con el uso correcto y el paso del tiempo.
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